Juguemos a llenar de lana a la oveja... o a transformar esa nube en pomposa!... y así, de paso, mientras jugamos, afinamos nuestra motricidad fina, estimulamos la concentración, la perseverancia, la frustración. Ah! También podemos aprender a atarnos los cordones... tantas cosas se me ocurren para jugar!... ¡pero seguro que a un peque se le ocurren mas que a mi!